Ejercicio para escribetequers
El ciclo del agua y la transformación del personaje.
Hoy vamos a trabajar el arco del personaje con ayuda del ciclo del agua
Pero primero, un poquito de teoría:
¿Qué es el arco del personaje?
El arco del personaje es el proceso de transformación que atraviesa una protagonista a lo largo de una historia. Es el viaje emocional y psicológico que la lleva de un punto A (quién es al principio) a un punto B (quién se convierte al final), y suele estar impulsado por las decisiones, desafíos y conflictos a los que se enfrenta.
Sin un arco claro, una historia suele quedarse plana y ser muy insatisfactoria, porque las lectoras esperan ver a los personajes evolucionar y cambiar, no solo reaccionar a los eventos externos.
El arco del personaje suele incluir varias etapas:
Motivación inicial: el personaje tiene un deseo o necesidad que impulsa sus acciones.
Conflicto interno: a medida que avanza, se enfrenta a dudas, miedos y contradicciones internas que complican su camino.
Crisis y catarsis: en el momento culminante, se ve obligada a confrontar sus mayores miedos y hacer una elección decisiva.
Resolución: después del clímax, asimila lo aprendido y encuentra un nuevo equilibrio. Se ha transformado en alguien diferente.
¿Por qué nos cuesta tanto crear arcos de personajes memorables?
Aunque entendemos que los personajes necesitan cambiar para que nuestras historias funcionen, entender no es dominar. Por eso, muchas de nosotras nos encontramos con algunos de estos problemas a la hora de escribir una buena transformación (o sea, de desarrollar un buen arco de personaje):
Miedo a los cambios radicales: a veces nos resistimos a transformar profundamente a nuestras protagonistas porque tememos que se alejen demasiado de nuestra visión original.
Falta de claridad sobre la motivación interna: si no sabemos qué impulsa a nuestra protagonista desde el principio, es difícil construir un arco coherente. En otras palabras, si no sabes de donde partías, no sabes a dónde has llegado. Emocionalmente hablando.
Confusión entre transformación y trama: es fácil confundir el progreso de los eventos externos (la trama) con el cambio interno del personaje, cuando en realidad ambos deben avanzar en paralelo.
Personajes planos o sin profundidad emocional: si no exploramos las emociones internas de nuestras protagonistas, sus cambios parecerán superficiales o forzados.
Ignorar la importancia de la reflexión: a veces olvidamos que los personajes no solo cambian por lo que les sucede, sino también por cómo interpretan esas experiencias.
No respetar las etapas del cambio: un arco que avanza demasiado rápido o sin coherencia emocional parecerá falso y hará que la lectora se desconecte.
Para evitar estos problemas, prueba a preguntarte:
¿Qué motiva realmente a tu protagonista? (Aquí te hablo sobre el deseo narrativo)
¿A qué miedos o contradicciones internas se enfrentará en su camino?
¿Qué evento o eventos la obligan a cambiar su forma de pensar o actuar?
¿Cómo es la persona en la que se convierte al final de la historia y en qué se diferencia de la persona que era al empezar?
Si necesitas un poco de inspiración para trabajar este proceso de transformación, el ciclo del agua es una metáfora excelente para estructurar y profundizar en los cambios emocionales de tu protagonista.
Si el principio de este ejercicio te parece raro, aguanta la respiración y sigue leyendo. Te prometo que tiene sentido.
¿Por qué funciona este ejercicio?
✅ Te obliga a trabajar las emociones, no solo las acciones:
Muchos relatos se quedan en la superficie porque se enfocan solo en lo que hacen las protagonistas, sin prestar atención a cómo se sienten. Este ejercicio te empuja a conectar cada fase de la historia con una emoción específica, dándole profundidad y humanidad a tu protagonista desde el primer párrafo.
✅ Refuerza el arco del personaje de forma orgánica:
Asociar cada etapa del ciclo del agua a un momento del arco del personaje no solo simplifica la estructura, sino que te obliga a pensar en cómo las emociones evolucionan a lo largo de la historia. Esto evita que tu protagonista parezca plana o sin matices.
✅ Genera cohesión interna:
El ciclo del agua es un proceso continuo, y usarlo como guía te ayuda a crear una historia que fluya naturalmente, sin transiciones forzadas ni cambios emocionales repentinos. Esto evita el típico error de escribir personajes que parecen actuar de forma incoherente solo para avanzar la trama. Al fin y al cabo, líquida, sólida o gaseosa, el agua siempre es agua.
✅ Te obliga a cerrar el arco emocional:
Gracias a la inclusión de la etapa final, el ejercicio evita que termines tu historia sin dar a tu protagonista el espacio para asimilar su transformación. Esto es crucial para que el final sea satisfactorio para tus lectoras.
El ciclo del agua es el proceso continuo de movimiento del agua en la Tierra y su atmósfera. Incluye las siguientes etapas:
Evaporación: el agua de océanos, ríos y lagos se calienta y se convierte en vapor de agua.
Condensación: el vapor de agua asciende y se enfría, formando nubes.
Precipitación: el agua en las nubes se enfría aún más y cae a la Tierra en forma de lluvia, nieve o granizo.
Infiltración y escorrentía: el agua precipitada se infiltra en el suelo o fluye sobre la superficie, alimentando ríos y lagos, y finalmente regresando a los océanos.
Y todo eso nos daría igual si no fuera porque