Soy escritora y no investigo
Aun así, las lectoras valoran lo inmersivo de mis historias
La clave es que no investigo durante las primeras fases de la escritura.
No lo hago cuando desarrollo la idea ni cuando me lanzo al primer borrador y hay un motivo para ello. En esas fases iniciales, lo que hace falta es descubrir qué es lo que quieres contar. Se trata de momentos delicados y si los perturbas poniéndote a investigar, la hiperconexión con la historia desaparece y las posibilidades de abandonarla se multiplican.
Una cosa que me ha enseñado la experiencia es que si sientes que necesitas conocer hasta el tipo de tejido que se usaba en la época en la que sucede tu historia, lo que te pasa en realidad es que no tienes fe en ella porque no la conoces.
Por eso yo me ocupo del corazón de la historia y, de hecho, no solo dejo de investigar hasta que la historia tiene algo de forma.
Tampoco edito las frases.
Me da igual si la protagonista no tiene nombre
Mis escenarios son la risa
En los primeros diálogos no verás ni una sola acotación.
Lo que sí encontrarías si te dejara mirar mis borradores serían hechos que se relacionan unos con otros de manera lógica y emocionalmente coherente.
Porque sin eso ninguna historia se sostiene ni emociona a las lectoras.
Así que lo primero que hago es escribir el esqueleto cojo, manco y ciego de una trama que se mantiene en pie porque las cosas que pasan tienen sentido y porque se basan en lo que los personajes quieren y persiguen.
Y eso es lo que se hace en Escribe sin Planificar. Por eso sales de ese programa con una idea de novela que merece la pena convertir en borrador.
¿Tú cuánto investigas?
Me ha inspirado muchísimo. Muchísimas gracias!!