Hace un par de ejercicios hablábamos de transformaciones profundas y variadas, como el ciclo del agua. También hemos jugado a someter a tu personaje a una presión creciente, de manera que cuando acabara el relato su carácter se hubiera endurecido. En esta ocasión hablaremos de manipulación.
La idea es que escribas sobre un personaje que empieza siendo un tanto indefinido y que a medida que trata con otros personajes, va definiendo su identidad.
Es un poco lo que le pasa a Todd Anderson en El club de los poetas muertos porque, en realidad, las novelas de paso a la edad adulta tienen mucho de esto.
La manipulación puede terminar mejor o peor. Todo depende del tipo de personajes secundarios que rodeen a tu protagonista y de sus intenciones.
Un caso evidente de manipulación es el de Truman en El show de Truman. También lo es Flores para Algernon o Pigmalion. Cada una en su propio sentido. Incluso el modo en que la Hermana María transforma a la familia Von Trapp en Sonrisas y Lágrimas o Mary Poppins a los niños.
Una vez más, os voy a pedir que trabajéis el modo en que vuestros personajes ceden a la manipulación, no cómo se resisten a ella.
El ejercicio de esta semana es transformar una personalidad en otra.
Te dejo un posible paso a paso:
El objetivo, decía, es narrar la transformación de una personalidad a través de la influencia externa, centrándonos en cómo el personaje cede a ella, no en cómo se resiste.
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