Sé por experiencia que darse de bruces con un punto muerto cuando escribes es frustrante (por ser sutil), pero hay ciertos errores que pueden convertir un bloqueo temporal en un callejón sin salida.
Te cuento qué 5 cosas creo que son un error y que no volvería a hacer como escritora de brújula si volveira a atascarme en un proyecto.
Buscar la solución en Internet en ese momento.
Salir del documento de trabajo para buscar respuestas puede convertirse en una trampa de distracción interminable. Volver después es mucho más difícil de lo que parece. A lo mejor te planteas una búsqueda rápida sobre cómo hacer más emocionantes tus descripciones y terminas en un bucle de vídeos de gatitos, listas de libros recomendados, foros de escritura… Y cuando finalmente vuelves al manuscrito, esa chispa inicial se ha apagado o, peor aún, te sientes abrumada por toda la información nueva que no sabes cómo integrar.
Pedir consejo a otra persona cuando estoy de bajón.
Puede parecer útil, pero a menudo solo alivia la frustración temporalmente. A nadie le gusta más que a mí charlar sobre lo difícil que es ser escritora y sobre lo chula que será esa novela que, magia, no estoy escribiendo porque estoy hablando de ella, pero… En fin, creo que se entiende.
Releer desde el principio para reconectar.
Aunque parece lógico, esto puede convertir una sesión de escritura en una de revisión que te deja agotada y con la moral por los suelos. El motivo es simple: cuando empiezas a revisar ya tocada porque te has dado con unmuro, todo te parece peor de lo que es.
Cambiar de proyecto.
A veces, la tentación de cambiar de proyecto es muy fuerte. Pensamos que si la historia no fluye, es mejor empezar algo nuevo, más fresco, más emocionante. Pero si nos atascamos es por algo, y saltar a otra historia solo traslada el problema, pero no lo resuelve. Muchas veces, ese mismo punto muerto reaparece en el nuevo proyecto, más o menos a la misma altura.
Obsesionarme con la cronología o detalles pequeños.
Cuando no sabemos por dónde seguir, a veces nos aferramos a los detalles porque lo pequeño es más fácil de controlar que lo grande. Cronología, coherencia de tiempos, precisión geográfica... Es fácil perderse en estas minucias, creyendo que si solucionamos estos detalles, el resto se desbloqueará mágicamente. Pero esto suele ser una forma de evitar el problema real.
La mayoría de estos bloqueos tienen una raíz común: surgen cuando no tenemos claro de qué va nuestra historia.
Para solucionar eso creé Escribe sin Planificar: un método que te ayuda a descubrir la idea mientras escribes, de forma orgánica y sin planificación exhaustiva. Es un método que te enseña a encontrar el núcleo de tu historia mientras avanzas, con lo que evitas los puntos muertos que te hacen dudar, retroceder o incluso abandonar.
En Escribe sin Planificar, no tratamos de definir los detalles de la idea antes de tiempo, porque sabemos que no siempre son evidentes desde el principio. En lugar de forzar una planificación rígida, trabajamos de manera que se revele de forma orgánica a medida que avanzamos.
Un abrazo.
Escribe todo lo que puedas
y ni una sola palabra más.
Alicia
A medida que leía cada error, me decía: Este es el que más comento, no, no, es este, qué va, en realidad, es este.
Gracias por esta carta. Nos hace ser conscientes de estas cosas y nos impulsa a buscar soluciones.